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jueves, 29 de agosto de 2013
 Los resultados de un nuevo test para evaluar las tendencias agresivas del perro hacia las personas se correlacionan bien con el historial de mordiscos del perro y la información proporcionada por el propietario.

Se han desarrollado muchas series de pruebas para evaluar el temperamento del perro y el comportamiento agresivo, pero la mayoría de ellas han sido criticadas por su relativamente escasa validez predictiva o por ser demasiado largas, estresantes y problemáticas para llevar a cabo.
El objetivo de este estudio fue desarrollar unas series de pruebas cortas y eficaces que se corresponden con (a) la historia de mordeduras del perro, y (b) la evaluación del propietario de las tendencias agresivas del perro.
Para ello se utilizaron 73 perros que se dividieron en tres grupos por su historia de mordeduras: no mordedor, ha mordido una vez y mordedor múltiple. Todos los perros fueron expuestos a una corta serie de pruebas que simulaban cinco situaciones de la vida real: saludo amistoso, llevarse un hueso, aproximación amenazante, tira y afloja, y darse la vuelta.
Se encontró una fuerte correlación entre el comportamiento realizado en la prueba y los informes del propietario de las tendencias agresivas hacia los extraños; sin embargo, los resultados de las pruebas no reflejaban las tendencias agresivas dirigidas hacia el propietario. Tres situaciones de prueba (saludo amistoso, llevarse un hueso, aproximación amenazante) demostraron ser eficaces en la evocación de las diferencias de comportamiento específicas de acuerdo con la historia de mordeduras del perro. Los que no mordían diferían de los mordedores, y también hubo diferencias específicas relacionadas con la agresión y el miedo entre los dos grupos de mordedores. Cuando se repitió la prueba a una submuestra de los perros, esta mostró resultados consistentes a lo largo del tiempo.
Los autores sugieren que su prueba es adecuada para una evaluación rápida y general de la agresión en perros dirigida hacia personas, en particular para evaluar su tendencia hacia comportamientos agresivos con los extraños. Al identificar importantes indicadores de comportamiento de las tendencias agresivas, esta prueba puede servir como una herramienta útil para estudiar las correlaciones genéticas o neuronales de la agresión en perros dirigida hacia humanos.

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