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martes, 3 de septiembre de 2013
Un artículo publicado en el último número de Ateuves hace un repaso de los cambios que sufren los perros y gatos tras ser esterilizados. Estos cambios les predisponen al aumento de peso y es necesario controlar de forma estricta su consumo de alimentos para evitar un problema tan grave como la obesidad.


Cuando se esteriliza a un animal de compañía, eliminando los testículos en perros o gatos y los ovarios (o los ovarios y el útero) en perras y gatas, se afecta de forma directa la producción de hormonas ya que se elimina la principal fuente de las sexuales: testosterona en los machos y estrógenos y progesterona en las hembras.

Se recomienda castrar a perros y gatos, tanto machos como hembras, entre los 6 y los 12 meses de edad. De por sí, durante este periodo se empieza a ralentizar el crecimiento y las necesidades alimenticias de los animales se estabilizan. Pero además, tras la castración, la tendencia al aumento de peso es mayor con la misma cantidad de alimento que un perro o gato enteros: la esterilización disminuye el metabolismo basal y el nivel de actividad física, e incrementa el apetito. Si los propietarios no son conscientes de esto y no se les informa correctamente su mascota puede desarrollar obesidad, con todos los riesgos que conlleva.

Para llevar a cabo un buen control de peso en perros y perras esterilizados, se debe limitar el consumo de energía, estimular la saciedad y proporcionar una nutrición equilibrada y adecuada a la condición específica de cada animal. Además hay que estimularlos para que hagan ejercicio, contando con las condiciones físicas de cada propietario.

En el caso de los gatos hay que medir la cantidad exacta de comida que le corresponde y no se debe ofrecer más alimento. Es muy importante que el propietario estimule que su mascota haga ejercicio, mediante juegos o colocando la ración diaria en distintos lugares a diferentes alturas.

En las dos especies es preferible utilizar dietas comerciales que caseras, especialmente preparadas para animales esterilizados, en las que se incluye una mayor cantidad de fibra y elementos saciantes y se baja la proporción de energía.

Es recomendable realizar revisiones periódicas para controlar el peso del animal y, según vaya evolucionando, ajustar la dieta a las necesidades reales en cada situación y en cada paciente. No obstante, una de las claves para conseguir que un animal esterilizado no acabe siendo un animal obeso es la implicación del propietario.

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