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lunes, 12 de agosto de 2013
¿Por qué elegimos un perro? ¿Por su raza? ¿Por sus papeles? ¿Porque nos gusta su aspecto? ¿Por su carácter? Las respuestas pueden ser muchas, pero, según los expertos, todos nos reunimos en un mismo motivo: porque se parecen a nosotros.
Cuando elegimos una mascota, ¿buscamos una acorde a nuestra personalidad? “Así es, al menos es lo que yo creo basado en mi experiencia. Todos elegimos en virtud de nuestros gustos que a su vez son el reflejo de nuestra personalidad”, confirma a Entremujeres el doctor Ricardo Bruno, veterinario especialista en comportamiento animal.
Por su parte, Juan Enrique Romero, médico veterinario asesor de Pedigree, considera que “no siempre ni en su totalidad ocurre de ese modo, ya que el mundo moderno y una elección responsable obliga a tener en cuenta factores como el tamaño del animal y el espacio disponible”. Pero reconoce que “la mayoría de las veces, aunque sea sólo en deseos, elegimos mascotas acorde a nosotros”. 
Los expertos nos dan algunos ejemplos:

* Es muy difícil que un rugbier elija, como mascota, a un gato.

* Las personas muy dogmáticas y amantes de lo cuasi perfecto optarían por un ovejero alemán.

* Es poco frecuente que un bailarín clásico o un artista plástico elija a un pitbull.

* Las personas glamorosas se quedarían con un yorky o un caniche toy.

* Los más atléticos optarán muchas veces por un pitbull o un doberman.

Pero, atentos: si bien muchas veces elegimos lo parecido, otras tantas buscamos lo diferente a nuestra imagen y personalidad. “Esto sucede porque psicológicamente nos atrae lo igual (por narcisismo) o lo opuesto, por complemento y por curiosidad”, señala el doctor Romero. 
¿Tu mascota tiene “tu misma cara”?

Muchas veces pensamos que ciertos rasgos físicos de las mascotas se asemejan a los de sus dueños. “Es un mito urbano, al menos a mi juicio”, señala el doctor Bruno.

El experto nos cuenta de dónde proviene esta falsa creencia: “todo comenzó hace unos veinte años cuando un laboratorio veterinario sacó un almanaque donde ponían fotos de caras humanas al lado de caras de mascotas que tenían un gran parecido. Obviamente la publicidad decía que cada par de fotos eran de propietario y su mascota, algo que no era creíble. Rápidamente se popularizó y a la gente le gustó creer en esa mimetización casi mística entre humanos y animales”. 
Hombre activo, perro activo (y así sucesivamente)

Más allá de lo físico, es común ver una “forma de ser” parecida entre mascotas y dueños. Con la convivencia, ¿los animales se vuelven más amigables, activos, sedentarios, inteligentes…? ¿Adoptan nuestras prácticas? “Eso es así, pero no hay nada misterioso, sino una simple habituación entre el propietario y su animal, en especial si este último es un perro”, enfatiza Bruno. 

Según el doctor Romero, las mascotas copian nuestros ritmos y comportamientos: “el 70 por ciento de la conducta final de un perro lo genera el ambiente. De esa forma, una raza movediza puede tener paso lento y perezoso si su dueña es una señora mayor”.

El principal medio de comunicación canina es el gestual y postural. El propietario está comunicándose con su animal en todo momento, aún sin darse cuenta de que lo está haciendo. Los animales aprenden por asociación de eventos contiguos en el tiempo, con lo cual la rutina de su dueño en poco tiempo también se transforma en su rutina y la forma de actuar de su propietario (tranquilo, inquieto, calmo, violento, parsimonioso, etc.) lleva a que el perro responda y se comporte también de ese modo.

Hasta los cuatro meses de vida, los perros se adaptan al entorno e "imprimen" conductas que quedarán grabadas para siempre. “Esta etapa se llama socialización temprana y es fundamental. En ella el cachorro debe ser apoyado, contenido y enfrentado amablemente a distintas personas y circunstancias”, sugiere Romero, a modo de conclusión. 










http://www.antena3.com/noticias/cultura/fotografo-muestra-increibles-semejanzas-perros-sus-duenos_2013070200265.html

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