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jueves, 22 de agosto de 2013
Profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Profesor invitado de varias Universidades de Latinoamérica para el dictado de cursos de grado y post grados en Nutrición Animal. Fuente: http://adf.ly/UR5BH



 Dr. Daniel E. Pampin - Médico Veterinario
Universidad de Buenos Aires

Especialista en Nutrición Animal
Master en Tecnología de Alimentos - Universidad Católica Argentina




Los lípidos son la principal fuente de almacenamiento de energía en el organismo, aportan 8.5 Kcal/gramo mientras que las proteínas e hidratos de carbono reducen ese aporte a 3.5 Kcal/gramo
Además de esta función, permiten la vehiculización de vitaminas liposolubles (A,D,E,K), cumplen funciones estructurales (básicamente de membrana), hacen a la conductividad nerviosa y aportan palatabilidad a las dietas.


Siendo que el perro (y en menor medida el gato) comen para satisfacer requerimiento calórico, este aporte de palatabilidad y energético fue muy utilizado en la década del 90 para lograr mayor apetencia y un menor consumo por la alta cantidad de energía aportada. Esto redundó en un menor volumen de heces, desarrollando secuela negativas en los animales que consumían estas dietas “de moda” ya que se generó un alto índice de animales obesos con todas las consecuencias negativas que esta patología implica: trastornos cardíacos, osteoarticulares, reproductivos y diabetes por señalar los más comunes.

Cuando formulamos un alimento balanceado lo debemos hacer pensando en lograr un perfecto equilibrio entre macro y micronutrientes con el nivel energético  adecuado para mantener el estado de salud.

Dentro de los lípidos hay tres ácidos grasos considerados esenciales: linoléico y araquidónico (de la serie omega 6) y linolénico (de la serie omega 3)
Mucho se ha hablado en los últimos años de cual debiera ser la relación óptima entre omega 3 y omega 6 y hemos ido mutando de un 1/10 a un más saludable 1/5 y en casos especiales como el de las dietas MV Holliday 1/4.

Ahora bien, si hablamos de ácidos grasos omega 3 debemos considerar dentro de esta gama, fundamentalmente tres: el ácido alfa linoléico (ALA), el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). Estos dos últimos son los que poseen un efecto antiinflamatorio natural desplazando de la acción de las elongasas y desaturasas al primero e inhibiendo la síntesis del ácido araquidónico (AA). Éste es  el  ácido graso que por vía de la 5-lipooxigenasa se transforma en leucotrieno (B4) que aumentan la permeabilidad vascular y que, junto con los otros dos derivados del ácido araquidónico, la prostaglandina E2 y el tromboxano A2, son los responsables del fenómeno inflamatorio.

Además el EPA inhibe la liberación de AA de la membrana que se produce por la acción de la fosfolipasa A2 y a partir del mismo llegamos a aquellas sustancias con efecto antiinflamatorio y antiagregante plaquetario: la prostaglandina E3, el tromboxano A3 y el leucotrieno B5.

Fuentes de ácidos grasos omega 3:
El ALA se encuentra en mayores cantidades en semillas y aceites de lino, chía, canola y nueces.
El EPA en pescados denominados azules (caballa, anchoa) de mares fríos y profundos.
EL DHA en el mismo tipo de pescados y en una gran variedad de algas marinas.
No es igual, en el caso de salmónidos, los niveles de los capturados que los criados en piletas donde la concentración de omega 3 es sensiblemente menor.

Ahora bien, existiendo estas fuentes, ¿es lo  mismo el uso de semillas de lino que de aceite de pescados de mares fríos?
Para las mascotas la posibilidad que el ALA llegue a EPA o DHA por acción de las elongasas se reduce a una eficiencia del 10% solamente, por lo tanto la utilización en las raciones de aceites de pescado tiene una muy superior biodisponibilidad y deben ser de elección.

Ventajas de una dieta rica en ácidos grasos omega 3 y omega 6:
La carencia de grasa en general y de ácido linoléico en particular provocará dermatitis seborreica que no debe ser confundida con una carencia pura de zinc o inducida por un exceso de calcio en la dieta (común en quienes suplementan sales de calcio a animales alimentados exclusivamente con alimento balanceado).

Dicha dermatitis puede llegar a ser de tal gravedad que las áreas afectadas son invadidas por neutrófilos polimorfonucleares, puede ulcerarse e infectarse.
Los niveles de ácido linoléico no deben ser menores de 1% sobre alimento tal cual,  manifestaciones menores serán la pérdida de brillo del manto piloso y la natural elasticidad de la piel.

En relación a los ácidos grasos omega 3, sus adecuados niveles en las dietas tradicionales y aún más en las de prescripción, traerán aparejados:
Mejoras en los procesos inflamatorios, sean éstos cutáneos o articulares (siendo muy útiles en el tratamiento de las atopías).
Disminución del dolor.
Mayor respuesta inmunitaria.
Mejoría de la funcionalidad cerebral y mayor capacidad de aprendizaje en el animal joven.
Es importante destacar que además coadyuvan en el tratamiento del paciente oncológico, con especial atención en tumores de mama estrógeno dependientes, en tumores de próstata y en ciertos linfomas.

En este último tipo de tumor el Dr. Ogilvie y colaboradores demostraron que pacientes con linfoma linfoblástico grado III tuvieron mayor tiempo libre sin la enfermedad y una sobrevida mayor en pacientes suplementados con omegas 3 de origen marino y arginina.

Por lo expuesto, las dietas MV de Holliday Scott fueron formuladas con niveles adecuados de 
grasas, evitando los excesos y la obesidad concomitante.
Teniendo en cuenta que al no considerarse este ítem, ciertas patologías como las cardiopatías, osteoartritis, etc., empeorarían aún más su pronóstico.

Las Dietas MV además son suplementadas con aceite de pescado de mares fríos y profundos como fuente de ácidos grasos omega 3 de muy alta biodisponibilidad por parte de los animales que las consumen.

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